XXVII

Llueve
cae inmisericorde la lluvia.
llueve, llueve
sin piedad sobre mi
anegándome
de la amargura acuática.

Y solo
abandonado
busco un refugio inexistente
en la vastedad del universo
sin encontrarlo.

Los perros, chorreantes
se acercan
me olfatean
se van
en busca de otro
donde no llueva.

Y el universo se encoge
según me alejo
y el universo
soy yo
y yo soy el universo

y la lluvia
y el sol

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