XII

Camino hacia el sur
larga caminata
lejos está el horizonte
mi destino
en el sur

Tú caminas hacia el norte
prolongado el camino
lejana meta
tu destino
en el norte

Nos veremos nunca
nuestro destino
es jamás

XXIV

El aire levanta mis cabellos
y los arrastra
y con ellos
tras ellos
yo

Ignoro dónde me lleva
un viaje no previsto
un viaje sin destino

y el aire calma su furia
detiene su soplo
y sin sostén
caigo
caigo
caigo
eterna caída
sin fin

IX

Poco a poco
lenta
pero inexorable
aparece la luz
tenue
creciente
brillante
mayestática
y la luz
eres tú
estás en ella
ella está en ti

la contienes
te contiene
una sola entidad
la luz
y tú

Ahora
se desvanece
lenta pero
inexorable
desaparece
se apaga
y te apagas tú
desapareces tú
la luz y tú
una ausencia común
una inexistencia compartida
la luz y tú
tú y la luz

XVI

Bajo el olmo
el frondoso olmo

Sentado
bajo el olmo

Suave brisa
acariciadora
bajo el olmo
Semi penumbra
relajante
bajo el olmo

Un pájaro inquieto
¿mirlo?
¿zorzal?
Se posa en mi hombro
bajo el olmo
Se alisa las plumas
cuidadoso
bajo el olmo
Sin temor
con confianza
Se aproxima
suave
picotea mi ojo
o lo que de él queda
en mi putrefacto
cadáver
bajo el olmo

XXVI

Agua
pútrida agua
serena agua
insolidaria agua
legañosa agua
tenebrosa agua

agua
pútrida agua
rellena
vigorosa
aromática
y agua
agua
agua

VII

Tú y yo
en la penumbra

Esperamos
nada ocurre
en la penumbra

Pasa el tiempo
hiede el tiempo
en la penumbra

Tú en el tiempo
el tiempo y tú
en la penumbra

Y
yo
esperando
mientras hiede
en la penumbra

Siempre en la penumbra
en la triste penumbra

Es el tiempo
en la penumbra
tú y yo
en la penumbra

XIII

Hoy el sol me ha sonreído
las nubes saludado amables
el aire acariciado tierno
las aves trinan para mí
y un simpático abejorro
zumba junto a mi oído

Un día agradable
un día alegre
un día perfecto

esta madrugada
he muerto

XXV

Te contemplo estática
inerme
Ajena la mundo
ajena a mi

Pero no importa
yo te contemplo

Estas hermosa
tendida en tu cama
con el abandono
de la
inconsciencia
del sueño
del no ser

En la cama
Aquella en la que nos amamos
te contemplo

No sé si eres tú
o solo
tu cadáver putrefacto

XX

Se hace largo el camino,
el camino se hace largo
eterno
y la ansiedad
del fin me atraganta
no puedo
no puedo esperar
y el camino
se alarga
se alarga
se alarga
no tiene fin

No ando
me detengo
desesperado
y contemplo el camino
inmenso
profundo
y sé
que no debo parar
debo llegar
no puedo detenerme
y me
detengo
porque el camino
es largo
muy largo

Y no puedo llegar
el fin está lejano
y yo
no puedo llegar
y mi fin
está cercano
y yo
no puedo llegar

Se hace largo el camino
y mi yo
termina aquí

XXVIII

El mañana
llegó ayer
y no me había enterado

El tiempo se alborota
y no sabremos
ya
cuando es hoy
mañana
o ayer

Quiero vivir en el pasado
antes del inicio
contemplar el big-bang
en todo su esplendor

y vivir en el futuro
el momento
de la novación solar
y arder
esplendoroso
en el supremo
resplandor

El tiempo
ya no existe
ordenado
y la vida
adquiere atractivos
que no tenía
antes ¿o después?

Y no es hoy
ni mañana
ni pasado
nadie sabe
cuando es
pero es perfecto
para mi

X

Una flor
una flor es necesaria
tan solo una flor
se necesita
una flor
nada mas
que una flor
para
el fin

XXVII

Llueve
cae inmisericorde la lluvia.
llueve, llueve
sin piedad sobre mi
anegándome
de la amargura acuática.

Y solo
abandonado
busco un refugio inexistente
en la vastedad del universo
sin encontrarlo.

Los perros, chorreantes
se acercan
me olfatean
se van
en busca de otro
donde no llueva.

Y el universo se encoge
según me alejo
y el universo
soy yo
y yo soy el universo

y la lluvia
y el sol

V

¿Será verdad lo que siento?
no quiero creerlo
no puedo creerlo
¿será verdad?

La duda
la sospecha
corroe mi mente
corroe mi cuerpo
corroe mi animo
¿será verdad?

Busco
incansable
una explicación
y no la encuentro
y en mi búsqueda
encuentro
todo aquello
que ya he olvidado
y todo aquello
que quisiera olvidar
y todo aquello
que debiera olvidar
y todo aquello
que no ha ocurrido
y que no he olvidado

Y la duda
continúa
¿será verdad?

El mañana
cuando llegue
si
llega
me traerá la respuesta
¿o no la traerá?
¿me quedará
la duda?
¿o no
me quedará?

XVIII

Tu echarpe rojo
destaca en la negrura de la noche
no hay duda
eres tú
la única
la inmarcesible
lejana
eterna.

Te espero
con la inesperanza
que da el conocimiento de tus quimeras
la inesperanza
creada por la experiencia
la inesperanza
de la seguridad
de la inutilidad
de la espera.

Y un día tu
vendrás
aparecerás
surgiendo imprevista
y
ese
día
yo
no estaré
me habré ido
eternamente
al
lejano lugar
de donde
no
se
regresa
jamás.

Entonces,
acabará mi espera
de
tu echarpe rojo

VIII


La frialdad del agua
sube por las piernas
y alcanza con prontitud
las zonas erógenas,
sigue ascendiendo
sube
sube
llega al pecho,
hiela el corazón
la garganta se encierra
sobre sí misma
y la frialdad sube
sube
sube
alcanzando la boca
donde entra a borbotones
húmeda,
fría
inundando poco a poco
las vísceras del ahogado

III

El silencio se yergue
oprobioso
invadiéndolo
ocupando como mongol desquiciado
arrasando
el último ápice
de sonido.

este se evanesce
atribulado
asustado
cohibido
minúsculo ante el omnipotente.

un evohé postrero
asoma en la lejanía,
glorificación macabra
a un desaparecido.

Se acabó,
vencedor el silencio
se enseñorea
se crece
se muestra en toda eterna su gloria
y reina
en el interior
del soterrado
féretro.

I

Supura la imaginación
morbidas imágenes
anuncio de disfrutes
lejanos
e
inalcanzables

llora la tragedia
de la ausencia
y
espera
aletargado
conformista
condenado
la llegada
del ayer

presto
suspira
ante cada nuevo anuncio
de lo que no llegará
y pleno
de saudade
ignora
la realidad

IV

Se alejó
tenue
misteriosa
inmisericorde
en silencio
y no regresó.

No regresó jamás
como no regresa
el tiempo endeble
como no regresa
el mar de ayer.

En soledad me dejó
y los dientes me crujen
en desesperación
y las venas frenan
el ronco fluir
y todo yo
como antigua pirámide
abandonada
contemplo el devenir
sin objeto
un principio
que espera su fin.

Se alejó
como la ilusión
como la esperanza
como el orgullo
como la identidad
y queda
perpetuo
el no ser.

XV

Babosas peludas
se deslizan
metódicamente
incansables
perversas
sobre mi cuerpo

Hace ya años
que así sucede
todas las primaveras
desde remotos
tiempos
perdidos en las memorias
olvidadas

Y yo
las contemplo respetuoso
reverente.
Es justicia
es derecho
ellas deben
ellas pueden
y yo
lo acepto
y yo
lo alabo
y yo
lo asumo
y yo
lo cerebro

VI

Reposo cuidadoso
en este sillón
sin moverme
sin parpadear
casi sin respirar.

Hay cadáveres
en mejor estado.
Si me muevo
si me agito
caerán mis trozos
se desintegrará mi cuerpo
o por poco
perderé los miembros:
dedos rodando por los suelos
mandíbulas rebotando en el parqué
pies alejándose solitarios.

No, no me debo mover
mi situación es desesperada
debo mantenerme rígido
debo mantener mi integridad.

Estoy descompuesto
hay cadáveres
más enteros que yo
y tú eres culpable
tú me has despreciado
por eso estoy así.

XVII

Tras la ventana,
impávida,
misteriosa,
inescrutable,
tras la ventana.

La vi en primera ocasión
en lejanos tiempos infantiles.
Me llevaban a primaria
y ella estaba
tras la ventana.
Pasé a secundaria
y permanecía
tras la ventana.
Universidad,
como siempre,
tras la ventana.

Familia, hijos, separaciones,
nuevas familias,
muertes
y ella,
tras la ventana.

Hoy está muerta
murió esta mañana
hoy no está impávida
tras la ventana.

XI

Yo la quiero a ella
y solo a ella
y nada más que a ella.

Ella es mi todo
ella es mi nada
ella es mi ayer
ella es mi hoy
ella es mi mañana.

Mi preclaro porvenir
mi dulce devenir
mi esplendoroso futuro.

Yo la amo a ella
bien lo saben
las piedras del campo
las nubes del firmamento
las aguas de los mares
las hojas perennes
las flores efímeras
los seres incorpóreos

y tú, tú también los sabes
pero callas
pretendes ignorarlo

¿por qué, por qué?
no deberías
no puedes ignorarlo
reconócelo
es mía
mía
déjame vivir.

II

Majestuoso
desde su atalaya
en lo más alto
allá en la loma
observa displicente
su valle.

Con desprecio
con soberbia
con àpice de crueldad
seguro,
sabe de su
superioridad.

Conoce el valle
conoce sus gentes
conoce sus rincones
hasta la humilde brizna de hierba
hasta la última gota de rocío
hasta el último guijarro escondido
controla y dirige.

Es El Árbol
dueño, Señor Dios
de la comarca.
Las aves
a centenares
acuden y anidan en su seno.
Desde los humildes pájaros,
gorriones, petirrojos, mirlos
las austeras lechuzas
los oscuros mochuelos
las altivas rapaces
hallan reposo entre sus ramas.

Bajo ellas
los rebaños se cobijan
los más pequeños retozan
los zapadores construyen
sus madrigueras.

Y allá
en la más alejada de las ramas
meciéndose al compás del viento
cuelga
abandonado,
el cuerpo
del ahorcado.

XXI

Hoy la he visto
hoy la he visto y no me ha mirado.
Hoy la he visto.
Pasó a mi lado
altiva
serena
indiferente
fría
perfecta.

No me ha mirado,
ni siquiera advierte mi presencia.
Pasa
estoica
orgullosa
impávida
arrogante
con la soberbia
del poder absoluto.

Busca a otros
cuando yo tanto la anhelo
y la deseo
y la espero
pero busca a otros.

Y yo no tengo valor
y no me enfrento a ella
la busco
y me uno
en la eternidad.

¡Qué difícil es morir!

XIV

Hoy es el último día
el último desayuno
la última comida
la última cena.

Escogeré lo más agradable
alimentos exquisitos
bebídas dionísicas
y adecuaré la apariencia
ropajes esplendorosos
peinados exclusivos
maquillajes perfectos.

Hoy es el último día
celebrarlo es obligación.
Quede el recuerdo
imperecedero
eterno
trasmitido de generación
en generación
de este,
hoy,
último día.

Es el último día
y no habrá más días
se acabó.
Es el final,
el último día.

XXXII


Sangre, sangre, sangre.
Inconmensurables volúmenes de sangre.

La sangre se extiende,
la vista no la alcanza,
es sangre, sangre, sangre.

Levanta la vista,
busca las estrellas.

El firmamento es de sangre
sólo sangre, nada más que sangre.

Furioso se rasga con los acerados dientes,
surge la sangre borbotónica
mezclando su esencia,
creando mares de sangre.

Impávido, contempla su hundimiento
en el abismo de sangre.

XXXI

Verde, como los pensamientos
del baboso anciano,
son sus ojos esplendorosos
que cubren aladas pestañas,
las mismas que me acarician
cuando la beso.

Carmesí, cinabrio puro,
son sus labios embriagadores
anuncio de las delicias del contacto,
que no llega
avivando mi pesar.

¿Por qué seguir?
Quien la conoce lo sabe,
quien no la conoce la anhela
su presencia ilusiona,
su mirada encandila,
su sonrisa enloquece y
tras su sonrisa
sus dientes, pulidos y brillantes
clavan en mí
esperanzas de inmortalidad.

XXIX

Sólo su amistad
llena los recónditos deseos
que me atormentan.

Llueve sobre el corazón
y la lluvia comprensiva
arrastra lejos las sombras de la soledad
el temor a la luz
la sombra de la duda.

Queda lejos el momento crucial
en que todo acaba y nada permanece
porque el ayer se impone
y el mañana no llega
acabando con el desamor
reinando la vida
como el caracol reina en el mar.
Suave es la mañana
cargada de la incertidumbre sobre la existencia
del ayer
que recordamos con nostalgia
temblorosa
y temor de encontrarnos
con una nueva ilusión.

Pero los recónditos deseos
esos deseos que me atormentan
se llenan con su amistad.

XXX

Lupanares apoteósicos
lúgubres aras,
millones de anélidos
reptan por sus entrañas,
algunos por su superficie arrastran
sus cansinos restos
soportando, estoicos
la inmisericorde lluvia amoníacal.

Áspera se yergue, desafiante
al conjuro maléfico de los dioses
esperando sin esperanza
un renacer radiante
que sabe no llegará.

Y nosotros  
indiferentes
lánguidos
alegres
tristes
solos
la amamos
con ese amor que se tiene por lo imposible.

Es, que duda queda
nuestra ciudad.

XXIII

El viento del desierto
trae tu voz
pero tú ya estas muerta.
El perfume tan tuyo
impregna  mis papilas
pero tú ya estás muerta.
En lo lejos
aparece tu figura corriendo
pero tú ya estás muerta.
Tu rostro está en
la abrumadora luna,
en la medusa que flota rencorosa
en el jugoso aleteo
de una nube
en el resplandor fugaz
de una ilusión,
pero tú ya estás muerta.
Muerta,
muerta para siempre.
A pesar de los vanos intentos
a pesar de las imprevistas apariciones
de los deseos innombrables, estas muerta,
muerta,

muerta para siempre.
Ya estás muerta.
Es inútil
comprende
no vuelvas más
estás muerta
muerta para siempre.

XXII


¿Por qué no te puedo olvidar?
Esa es la pregunta

no tengo la respuesta
aún
quizá mañana la tenga
o mejor aún
ayer

Lo que es seguro
lo que tiene que ocurrir
es que así sucederá
en un pasado cercano o
en un día que ya llegó
pero que aún
no he conocido

Y cuando ese ayer
del mañana llegue
estate segura
entonces
como las ondas acuáticas
como el bramido avernal
como las secas lágrimas
te olvidaré.

XIX

Y yo me iré
y nadie cantará
ni de alegría
ni de dolor.

Porque mi ida
pasará inadvertida
y los pájaros
no existirán
como no existen hoy.

Y no dejaré nada atrás
ni silencio
ni rumor
ni soledad
ni ausencia.

Saldrá el sol
y no creará mi sombra
porque yo me habré ido
me habre ido para siempre
como se va el ayer
como se va el recuerdo.