XXI

Hoy la he visto
hoy la he visto y no me ha mirado.
Hoy la he visto.
Pasó a mi lado
altiva
serena
indiferente
fría
perfecta.

No me ha mirado,
ni siquiera advierte mi presencia.
Pasa
estoica
orgullosa
impávida
arrogante
con la soberbia
del poder absoluto.

Busca a otros
cuando yo tanto la anhelo
y la deseo
y la espero
pero busca a otros.

Y yo no tengo valor
y no me enfrento a ella
la busco
y me uno
en la eternidad.

¡Qué difícil es morir!

XIV

Hoy es el último día
el último desayuno
la última comida
la última cena.

Escogeré lo más agradable
alimentos exquisitos
bebídas dionísicas
y adecuaré la apariencia
ropajes esplendorosos
peinados exclusivos
maquillajes perfectos.

Hoy es el último día
celebrarlo es obligación.
Quede el recuerdo
imperecedero
eterno
trasmitido de generación
en generación
de este,
hoy,
último día.

Es el último día
y no habrá más días
se acabó.
Es el final,
el último día.

XXXII


Sangre, sangre, sangre.
Inconmensurables volúmenes de sangre.

La sangre se extiende,
la vista no la alcanza,
es sangre, sangre, sangre.

Levanta la vista,
busca las estrellas.

El firmamento es de sangre
sólo sangre, nada más que sangre.

Furioso se rasga con los acerados dientes,
surge la sangre borbotónica
mezclando su esencia,
creando mares de sangre.

Impávido, contempla su hundimiento
en el abismo de sangre.

XXXI

Verde, como los pensamientos
del baboso anciano,
son sus ojos esplendorosos
que cubren aladas pestañas,
las mismas que me acarician
cuando la beso.

Carmesí, cinabrio puro,
son sus labios embriagadores
anuncio de las delicias del contacto,
que no llega
avivando mi pesar.

¿Por qué seguir?
Quien la conoce lo sabe,
quien no la conoce la anhela
su presencia ilusiona,
su mirada encandila,
su sonrisa enloquece y
tras su sonrisa
sus dientes, pulidos y brillantes
clavan en mí
esperanzas de inmortalidad.

XXIX

Sólo su amistad
llena los recónditos deseos
que me atormentan.

Llueve sobre el corazón
y la lluvia comprensiva
arrastra lejos las sombras de la soledad
el temor a la luz
la sombra de la duda.

Queda lejos el momento crucial
en que todo acaba y nada permanece
porque el ayer se impone
y el mañana no llega
acabando con el desamor
reinando la vida
como el caracol reina en el mar.
Suave es la mañana
cargada de la incertidumbre sobre la existencia
del ayer
que recordamos con nostalgia
temblorosa
y temor de encontrarnos
con una nueva ilusión.

Pero los recónditos deseos
esos deseos que me atormentan
se llenan con su amistad.

XXX

Lupanares apoteósicos
lúgubres aras,
millones de anélidos
reptan por sus entrañas,
algunos por su superficie arrastran
sus cansinos restos
soportando, estoicos
la inmisericorde lluvia amoníacal.

Áspera se yergue, desafiante
al conjuro maléfico de los dioses
esperando sin esperanza
un renacer radiante
que sabe no llegará.

Y nosotros  
indiferentes
lánguidos
alegres
tristes
solos
la amamos
con ese amor que se tiene por lo imposible.

Es, que duda queda
nuestra ciudad.

XXIII

El viento del desierto
trae tu voz
pero tú ya estas muerta.
El perfume tan tuyo
impregna  mis papilas
pero tú ya estás muerta.
En lo lejos
aparece tu figura corriendo
pero tú ya estás muerta.
Tu rostro está en
la abrumadora luna,
en la medusa que flota rencorosa
en el jugoso aleteo
de una nube
en el resplandor fugaz
de una ilusión,
pero tú ya estás muerta.
Muerta,
muerta para siempre.
A pesar de los vanos intentos
a pesar de las imprevistas apariciones
de los deseos innombrables, estas muerta,
muerta,

muerta para siempre.
Ya estás muerta.
Es inútil
comprende
no vuelvas más
estás muerta
muerta para siempre.

XXII


¿Por qué no te puedo olvidar?
Esa es la pregunta

no tengo la respuesta
aún
quizá mañana la tenga
o mejor aún
ayer

Lo que es seguro
lo que tiene que ocurrir
es que así sucederá
en un pasado cercano o
en un día que ya llegó
pero que aún
no he conocido

Y cuando ese ayer
del mañana llegue
estate segura
entonces
como las ondas acuáticas
como el bramido avernal
como las secas lágrimas
te olvidaré.

XIX

Y yo me iré
y nadie cantará
ni de alegría
ni de dolor.

Porque mi ida
pasará inadvertida
y los pájaros
no existirán
como no existen hoy.

Y no dejaré nada atrás
ni silencio
ni rumor
ni soledad
ni ausencia.

Saldrá el sol
y no creará mi sombra
porque yo me habré ido
me habre ido para siempre
como se va el ayer
como se va el recuerdo.